Después de una temporada de vacaciones y haber subsanado unos problemas informáticos que no vienen a cuento retomamos nuestras citas para contar cositas.
Hoy os hablaré sobre la congelación de la leche materna, no os creáis que es solo meterla en el congelador ahí a lo loco no, tiene su aquel, y en mi casa es tratada como alimento de los dioses más o menos jejeje.
Lo primero es tener unas nociones básicas de higiene que creo que todo el mundo sabe, cómo lavarse las manos antes de manipularla y usar recipientes limpios y a ser posible estériles, como ya os conté en mi entrada anterior (Conservación de leche materna) yo uso bolsas para congelar leche materna que se pueden adquirir en la mayoría de las farmacias o por internet si buscamos un precio más competitivo.
La leche se puede congelar recién extraída, refrigerada con anterioridad o escaldada (calentada a 60° para que la lipasa no le dé olor a rancio y enfriada rápidamente en agua muy fría), nunca se puede volver a congelar una leche que ha sido descongelada, la leche descongelada hay que usarla en las 24h siguientes sino hay que desecharla.
Lo suyo es tener un congelador a parte de la nevera para que no se pierda temperatura por las continuas aperturas, y así podremos usarla hasta 6 meses después si está por debajo de los 18°, sino lo suyo es usarla antes de 4 o 5 meses.
Hay que etiquetar cada recipiente para saber hasta qué fecha podemos usarla, la cantidad que contiene el recipiente y podemos añadir alguna observación digna de nombrar como si la mamá ha tenido fiebre o ha tomado alguna medicación.
Aunque mi bebé ya ha cumplido los 10 meses hay veces que tengo excedentes de leche y congelo de vez en cuando, aunque la mayoría de las veces se la doy a mis mellizos, pero cuando no puedo a ninguno de ellos la congelo y así tengo por si tengo que salir a dar un paseo o de fiestecita con mis amigas jejeje.
Un consejo que suelo dar es que no os excedáis en congelar, sé que cuando nos vamos a reincorporar al trabajo nos da miedo quedarnos sin leche y congelamos como locas pero después te encuentras con un montón de litros de leche que no sabes qué hacer ocupando mucho sitio en el congelador, hay que tener en cuenta que lo suyo es meter la leche en un cajón aparte del resto de los alimentos por el tema de olores y posibles transferencias para asegurar la higiene. Así que ya sabéis, congelad pero con cabeza.